El Operativo Verano y sus riesgos

Artículo para la revista ESTILO MARISCAL

Nos encontramos en una temporada en la que los gimnasios y los nutricionistas no damos abasto. En la búsqueda desesperada del cuerpo “perdido” durante el invierno, los pacientes son capaces de someterse a cualquier tratamiento dietético y a muchas horas de entrenamiento con el fin de “llegar al verano”.
La cultura de empezar la dieta en octubre, ¡para la colación de la nena! o todos los lunes del año, luego de un fin de semana de excesos, nos tiene así! ansiosos por encontrar una DIETA MILAGROSA, una que rápidamente se deshaga de los kilos de más y nos permita volver a la pileta.
Desafortunadamente, el cuerpo del verano se hace todo el año y someternos a una dieta estricta, una propuesta milagrosa o dieta de moda puede acarrear consecuencias.


¿COMO DETECTARLAS?

Prometen descensos inmediatos, 2 a 3 kilos a la semana.
Si bien es cierto que al comer tan poco y desequilibrado vemos en la balanza un descenso brusco de peso, éste ocurre a expensas de la perdida de agua y músculo, no de grasa. Como ejemplo tenemos a la dieta de la piña, a la conocida dieta de la luna o las nuevas detox que sugieren una semana entera a base frutas y verduras

Son famosas por prohibir grupos enteros de alimentos.
Las Hiperproteicas, con puras carnes. A base de bifes, muchas claras de huevo, algún yogur y café negro. Por otro lado, las Low Carbs o bajas en carbohidratos, con pocas frutas, sin arroz y sin harinas porque “son adictivas”; no se preocupen! afortunadamente no lo son.
Y de última moda, la Paleo, sin lactosa ni gluten, los villanos de turno.

Son muy restrictivas (se come poco y se prohíben alimentos)
Esto las vuelve insostenibles, es decir, difíciles de mantener por mucho tiempo. Cuando las dejamos, volvemos a recuperar el peso perdido o incluso más.

Incluyen la compra de un producto
No faltan los batidos, la semilla milagrosa, alguna pastilla para controlar el apetito. Pareciera que cuanto más raro es lo que nos proponen, más nos atrae.

¿CUALES SON LOS RIESGOS?

• Carencias nutricionales. Son dietas desequilibradas, les faltan nutrientes esenciales y pueden causar un déficit de macro y micronutrientes (anemia, osteoporosis, caída de cabello)
• Nos dejan de muy agotados, cansados. Cuando falta un grupo de alimentos (por ejemplo las dietas sin carbohidratos) no aportan la energía suficiente para enfrentar la rutina diaria, si a esto le sumamos actividad física intensa, podemos descompensarnos.
• No son para toda la vida, justamente porque no las podemos sostener.
• Tienen un efecto rebote, se pierden 10 kilos y se ganan 12. La pérdida de masa muscular altera el metabolismo, ganamos más grasa y cada vez cuesta más adelgazar.
• La restricción nos deja ansiosos y malhumorados

¿LA CLAVE?
• Aprender a comer de manera saludable y equilibrada, sin renunciar a lo que nos gusta, administrando “lo rico” en pequeñas porciones.
• Ejercicio placentero. Si elijo algo divertido y llevadero probablemente lo sostenga todo el año, una clase grupal de baile o aeróbica, caminatas o algún deporte en equipo.
• Menos estrés y un buen descanso. Fundamentales para mantener en equilibrio las hormonas que manejan el hambre y la saciedad.

 

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